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Javier Anós Lafuente

Diplomado por el Instituto del Teatro de Barcelona en 1975, es actor, consultor y gestor cultural. Miembro del equipo de dirección del Teatro de la Ribera desde 1974 hasta 1991, compañía con la que se produjeron 20 espectáculos, Director del Teatro del Mercado de Zaragoza en 1984/85, Director técnico de los Festivales en Aragón desde 1992 hasta 1996, Director técnico de la Feria Internacional de Huesca desde 1992 hasta 1995 y Director General de la empresa EMBOCADURA desde 1996 hasta 2013.

Ha dirigido diversos estudios y mapas informatizados de infraestructuras y equipamientos culturales y de aplicaciones informáticas de gestión: Mapa de la Infraestructura Cultural Pública en Aragón (MICPA), Mapa Informatizado de Recintos Escénicos de España (MIRE) Programa para la gestión telemática de los Teatros de la Diputación de Barcelona (GRE) y de la aplicación web para la gestión de Centros Culturales, Teatros y Auditorios eProtea.

Consultor en numerosos proyectos de viabilidad, construcción, rehabilitación y equipamiento escénico de diversos teatros y centros culturales y productor ejecutivo en diversos montajes teatrales y eventos.

Es profesor de las asignaturas de producción y técnica escénica en el Master en gestión cultural: Música, teatro y danza del Instituto Complutense de Ciencias Musicales de Madrid y coordinador del Módulo Planificación y Gestión de Organizaciones y proyectos Culturales en el Master en gestión de políticas y proyectos culturales de la Universidad de Zaragoza.

¿Por qué es necesario fomentar  esta reflexión en el sector cultural y creativo?

ALGUNAS NOTAS DISPERSAS

1.  Porque la emergencia sanitaria ha puesto de manifiesto y colocado en primer plano en el sector cultural todo lo referente a la transferencia del conocimiento, al uso de las herramientas tecnológicas, a la medida del tiempo, a las condiciones laborales, al trabajo compartido…

2. Porque urge una reformulación del papel de lo público. Trabas o dificultades para un relevo generacional en la esfera pública. El papel de lo público y lo privado en la transferencia del conocimiento. La epidemia ha puesto de manifiesto el fracaso de la economía de mercado para atender lo vital y por ende, lo cultural.

3. Porque debemos plantearnos preguntas, como: ¿Transferencia del conocimiento o experiencias compartidas? Aunque sea una obviedad y se ha repetido de forma sistemática, el aprendizaje continuo y compartido es la clave para conseguir una buena salud en el sistema educativo cultural. El trabajo sobre proyectos colectivos como gimnasia para la actividad cultural.

4. Porque el uso de la docencia on-line durante la pandemia nos obliga a pensar de manera cuidadosa acerca del uso de la tecnología en la transferencia del conocimiento, sus ventajas, sus límites, que tienen también mucho que ver – como no- con la esfera de lo político y lo social y con la experiencia compartida, que también tiene mucho que ver -como no- con la experiencia de la cultura en vivo.

5. Porque es conveniente reflexionar sobre las características de la nueva Biblioteca de Alejandría o el mito de que Internet es depositaria de todo el conocimiento humano. Jungla en la que sin una buena brújula no es fácil orientarse. La brújula es el aprendizaje de una metodología que coloque en el centro una mirada crítica para poder formular de nuevo las preguntas y distinguir la paja del grano.

6. Porque permite reflexionar sobre el ¿Divorcio entre Universidad y Cultura? Especialización versus humanismo. Obsoleta división entre Ciencias y Letras. Presencia de la cultura y de la curiosidad como motor de transformación en todas las esferas del conocimiento. Pasar de la clase magistral a la implicación de todos los sectores de la enseñanza con las experiencias culturales.

7. Porque plantearse estas preguntas puede ayudar a navegar en el vejo y nuevo debate sobre la concepción de la cultura: Lo popular, lo “mainstream” la cultura de élite, la industria cultural…

8. Porque es necesario aprender y ejercitar la cultura ciudadana, de lo común, que ayude a poner en cuestión lo establecido, que entienda sus valores cívicos intangibles, que agite, que dude, que imponga una metodología crítica, distinta a los eventos o espectáculos mediáticos, aliados del ocio, del turismo, etc.

9. Porque pueden ser útiles para analizar y valorar mejor los objetivos de la Agenda 2030 y el Desarrollo sostenible.

“La meta 8.3 sugiere que las políticas orientadas al desarrollo deberían apoyar la creatividad y la innovación, junto a las actividades productivas, la creación de empleo decente y el emprendimiento.”

Aquí hago hincapié sobre empleo decente y emprendimiento. No se pueden obviar estos aspectos sobre todo si hablamos de relevo generacional y fomento de la creatividad porque sin la existencia de las condiciones materiales adecuadas no podremos impulsar estos objetivos. Estamos por lo tanto de nuevo y aunque a veces pretende obviarse, ante un problema de naturaleza política.